Cada vez que hablo de esto la gente me ve con ojos de "cuánto le ha afectado estar fuera de México", pero sigo creyendo que se trata de algo importante. El idioma no debería llamarse español.
- Es impreciso: se confunde con el español (gentilicio de España).
- Es incompleto: somos 21 países los que hablamos esa lengua.
- Es negativo: actúa como un recordatorio constante de las costumbres que fueron impuestas y del origen incómodo de nuestros pueblos.
- Y es injusto: pareciera que no ha habido contribución de nuestra parte a la riqueza del idioma. Las voces reconocidas se siguen llamando "americanismos" en el diccionario, mientras que las expresiones que surgen en España son sólo voces modernas.

El hispanoameri. El amerespani. El hispani. El hispanoamerixe. Con un nombre de ese tipo ya nadie pensaría que si hablamos español es porque nacimos en España. Y a la inversa, se acabaría la creencia de que los otros veinte países sólo hablamos el remedo de una lengua usurpada.
Una iniciativa de este tipo, aún si polémica, haría mucho por nuestra maltrecha identidad latinoamericana.
Una iniciativa de este tipo, aún si polémica, haría mucho por nuestra maltrecha identidad latinoamericana.
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